A)“Si anuncio el Evangelio, no lo hago para gloriarme: al contrario, es para mí una
necesidad imperiosa. ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! Si yo realizara esta tarea
por iniciativa propia, merecería ser recompensado, pero si lo hago por necesidad, quiere
decir que se me ha confiado una misión”. (1 Cor 9, 16-17)
B) Ay de mi si no proclamo la Palabra de Dios, como dice nuestro padre San Agustín que todo lo que haga lo pueda hacer con y para el amor. ¿Cómo escapar de ti Señor si tu voz me quema dentro?. Como nos dice el Señor en Jeremías, antes que me formara en el vientre de mi madre ya me habías elegido para proclamar tus santos Evangelios, ¿Cómo escapar de ti Señor, si tu voz me quema dentro?. Te doy gracias por llamarme y mantenerme en tus rectos caminos y siempre cuidarme bajo el manto de María.