Escucha: La capacidad de escucha es una condición indispensable para la sinodalidad. Sin la escucha al otro es imposible la comunicación. La escucha nos abre al mismo Dios y a los hermanos; nos abre el camino a la fe y a la comunión con los demás.
Diálogo: Dialogar es salir al encuentro del otro, como constantemente hace Jesús. El diálogo tiene que ser respetuoso, paciente y progresivo.
Discernimiento: Implica ir más allá́ de consideraciones psicopedagógicas
o sociológicas por más oportunas que éstas sean. El discernimiento espiritual parte en primer lugar de
la oración en el Espíritu Santo y de la realidad cotidiana en la que hay que buscar y encontrar la
voluntad de Dios. Ver desde Dios la realidad humana e histórica del presente, con sus luces y sombras, para
ofrecer caminos concretos según el Espíritu, conduciendo hoy a todo ser humano al mayor bien posible
y a la verdad que libera.