Escucha: como comunidad debemos estar abiertos a la escucha de quien necesita ser escuchado, siempre con corazón predispuesto y sin prejuzgar.
Diálogo: encomendados a la acción del Espíritu Santo, estar atentos a poder prestar un espacio para el diálogo, poder poner en palabras lo que Dios asi quiere.
Discernimiento: poder estar en intimidad con Dios, contemplarlo, para así poder hacer su voluntad.